7 abril 2021
Cuando se crean oportunidades para los jóvenes, se genera desarrollo.
Esta es la historia de Ovidio Quiñones, un pescador “enamorado del mar”. Es un reflejo de cómo, en 15 años, OCP Ecuador ha establecido lazos de trabajo, cooperación y amistad con varias personas que se han convertido en agentes de cambio dentro de sus comunidades.
“Mi nombre es Ovidio Quiñones Salazar, soy gerente de la Cooperativa de Producción Pesquera “Isla Piedad” de Esmeraldas. Yo tengo una experiencia muy placentera de la pesca porque hasta que no hubo delincuencia en alta mar la pesca era maravillosa.
Nosotros hemos venido trabajando excelentemente con OCP, donde yo vivo es un sitio bien complejo. Allí OCP financió un colegio técnico, los jóvenes de allí salen aprendiendo a cortar madera y hierro. Todo esto ha provocado que mis nietos y los nietos de mis pescadores puedan estudiar en el mismo barrio, con una infraestructura bien compartida y diseñada para el efecto.
La relación con OCP empezó cuando financió a la cooperativa con cuatro embarcaciones, motores y con capacitación. Luego, nos unimos cuatro organizaciones para hacer realidad una peluquería y un salón de belleza para que sea administrado por jóvenes, porque la pobreza es el talón de Aquiles de los pueblos, todo esto para que esos jóvenes piensen que trabajando honestamente se puede llegar lejos.
Puedo decir que, en toda nuestra historia, no hemos encontrado quién nos apoye así, porque nos dan las herramientas, como dice el gran filósofo “que no nos den el pez, sino que nos enseñan a pescar”, nos dan las herramientas para que los que vayamos a pescar, ampliemos el trabajo en la familia y lo hagamos mancomunadamente.
Yo tengo una alegría inmensa de haber hecho vínculos con OCP porque ha permitido que los jóvenes puedan pensar en ir a la universidad, cuando se dan esos cambios, son cambios gigantescos, que el joven piense en prepararse para el futuro y eso se va haciendo una cadena.”