28 julio 2018
Durante el mes de julio la Reserva Ecológica Antisana (REA) festeja sus 25 años de declaratoria con la inauguración de un complejo que brinda mayores facilidades para quienes realizan estudios sobre la biodiversidad y conservación del lugar. La obra fue financiada con un aporte de la empresa de Oleoductos de Crudos Pesados (OCP) Ecuador.
Para celebrar los 25 años desde que el área que rodea al volcán Antisana fue declarada como zona de reserva, el Ministerio del Ambiente (MAE), gracias a la inversión de USD 180 000 realizada por OCP Ecuador S.A., pone a disposición de la comunidad científica y turística una nueva infraestructura que brindará todas las comodidades para que los investigadores puedan continuar con sus estudios en una de las zonas de mayor importancia natural del país.
“Como parte de nuestra filosofía de consciencia ambiental y compromiso con el país, creemos firmemente en el beneficio de las alianzas público-privadas. La entrega de esta nueva infraestructura y adecuaciones, promoverán la conservación de los recursos de áreas protegidas”, expresó Santiago Sarasti, Gerente de Seguridad, Salud y Ambiente de OCP Ecuador S.A.
El conjunto de cabañas, diseñado para albergar a los investigadores durante su trabajo de campo, y que a su vez ofrece a los visitantes la posibilidad de organizar una comida al aire libre, está ubicado en las cercanías de la laguna de La Mica, una de las principales fuentes de agua potable de la ciudad de Quito.
Estas adecuaciones son parte del convenio macro que el MAE mantiene con OCP Ecuador S.A. por un valor que asciende a un millón de dólares, para actividades que promuevan la conservación mediante y el desarrollo de estudios con estándares científicos.
Para Santiago Silva, Director Nacional de Biodiversidad del Ministerio del Ambiente, en las 120500 hectáreas que comprenden la REA se puede atravesar por varios pisos climáticos, desde zonas de páramo, el bosque Andino, hasta una zona amazónica. De acuerdo con cifras proporcionadas por el funcionario, solamente durante el 2017, unas 46 000 personas visitaron este lugar, constituyéndose así en uno de los sitios más visitados por los residentes de la ciudad de Quito.
En promedio, unos 50 investigadores llegan cada año a realizar sus estudios en la REA, por ello la infraestructura que fue entregada por OCP es considerada como un importante avance para los estudios científicos, no solo de especies emblemáticas de esta zona como el cóndor andino o el oso de anteojos; sino de los planes de turismo responsable y con conciencia que cada día se vuelven más necesarios de cara a la protección de las reservas naturales.
En una parte de las instalaciones se prevé, hasta diciembre de este año, la creación de un centro de interpretación que comunique a los visitantes los resultados de las investigaciones que se realizan en la REA, entre las que se encuentran: el monitoreo del glaciar del Antisana, que lleva adelante el INAMHI junto con el Instituto de Investigación Científica de Francia; y el monitoreo de la calidad del agua a cargo de la Empresa Metropolitana de Agua Potable de Quito.
Sobre la reserva Ecológica Antisana:
Más de 150 especies de aves; unas 73 especies de mamíferos pertenecientes a 23 familias; y unas 43 especies de anfibios forman parte del patrimonio natural de esta maravillosa zona que durante el mes de julio festeja 25 años desde que fuera declarada reserva ecológica. Una nueva área para turistas, científicos e investigadores universitarios se abre al público, como parte de los festejos.
La historia de cómo llegó a ser declarada como un área protegida está llena de detalles. El área de Pinantura, uno de los puntos de ingreso a la Reserva Ecológica Antisana (REA), fue desde tiempos ancestrales propiedad de los principales caciques de Pintag, quienes en 1619 vendieron la propiedad a una familia del sector. Desde esa fecha múltiples han sido los propietarios de este lugar hasta que el 20 de julio de 1993, el Ministerio del Ambiente declaró a los alrededores del volcán Antisana, que ocupan parte de la provincia de Pichincha y Napo como Reserva Ecológica.
Este lugar, cuyo patrimonio no es solo natural sino histórico, fue la base de varias expediciones científicas entre los siglos XVIII al XX. El Plan de Manejo de la Reserva Ecológica Antisana, publicado por el Ministerio del Ambiente (MAE) a finales del 2017, cuenta que en la primera mitad del siglo XVIII científicos franceses arribaron para mediciones de tipo geodésico. En 1802 el Barón Alexander Von Humboldt intentó escalar el Antisana y realizó importantes estudios, relacionados con descripción de la flora y aspectos vulcanológicos. Científicos como Stubel, Wolf y Reiss, también dejaron sentadas sólidas teorías acerca de la constitución geológica de los Andes.
Desde esas fechas, múltiples expediciones y estudios científicos se han concretado en las zonas que rodean al Antisana. Sus conclusiones han sido de gran importancia para que sea declarada área protegida del Estado ya que representan ecosistemas únicos e importantes.